Contar con una tasación previa puede resultar muy útil, especialmente a la hora de negociar con el vendedor de la vivienda. El informe que elabora la tasadora, además del valor del inmueble, recoge información urbanística, registral y catastral, además del plano de la propiedad, los linderos o servidumbres, así como las cargas que pudiera tener la vivienda o si esta cuenta con un inquilino. Con una tasación previa se puede constatar algo tan básico como si la vivienda tiene realmente la superficie que asegura el vendedor o que la terraza no sea de uso comunitario, como puede suceder con los áticos. Aspectos todos ellos que puede influir significativamente en el precio final de la operación.
Una tasación puede costar unos 50 o 100 euros. Unas cantidades que, sobre 200.000 o 300.000 euros, suponen un desembolso relativamente pequeño respecto a la ventaja económica que puede llegar a conseguir el comprador a la hora de negociar el precio final de la vivienda.